Si pudiésemos trasladar a una persona del siglo XIX que ejercía la cirugía a un quirófano actual, se encontraría perdida, no sabría qué hacer y no reconocería las nuevas formas de trabajo de su antigua profesión.
Si el mismo ejercicio, de viajar en el tiempo, ahora fuese posible realizarlo con una persona que se dedicaba a la enseñanza, al entrar en el aula observaría pocos cambios sustanciales. Se encontraría con objetos familiares: pupitres, pizarra, tiza, libros de texto, ..., podría volver a ejercer su profesión sin grandes problemas.
Pero últimamente los cambios empiezan a notarse en las aulas: introducción de pequeños ordenadores para uso personal, utilizar Internet como gran biblioteca Universal, pizarras digitales interactivas, ... El libro de texto en formato digital era el siguiente paso que estaba por llegar.
Como podemos ver en esta noticia, en un colegio de nuestra ciudad, ya se ha iniciado la experiencia de emplear este nuevo formato de libro acorde con los tiempos. Seguro que quienes ahora ocupan las aulas de Primaria y Secundaria como discentes, estarán contentos con el cambio. También hará falta que las personas adultas que están a su alrededor (docentes, progenitores,...), conectemos con estos nuevos medios y le saquemos su lado positivo, en lugar de enredarnos en discusiones estériles.
Saludos,
José Manuel